Entre el indice y el anular sostengo el boli . Con el dedo gordito voy golpendo el extremo , el extremo que no escribe. El otro extremo apunta hacia arriba , por eso cada vez que me parece tener una idea y voy a escribirla me quedo sin tinta.
Mi vecino un hombre de unos setenta años vive en este barrio de toda la vida . El barrio pertenece a un pueblo veinte minutos al sur de Barcelona capital.
Mi vecino se llama Raul.
Raul tiene una extraña habilidad , Raul siempre me rompe los huevos cuando me pongo a escribir . Hoy tambien.
Me llama a gritos pelados desde su casa , el patio de su casa apenas se separa del mio por una cerca.
Me levanto mascullando unos insultos , lo suficientemente altos como para deshogarme , pero no para que me oiga.
Tiene una sonrisa abierta y franca , medio cuerpo asomado , es de mediana estatura , de contextura gruesa.
Me ofrece unas plantas de tomate para trasplantar . A continuacion obligadisima charla sobre otros tiempos , sobre la sabiduria de nuestros abuelos y de como podian alimentar a una familia de ocho integrantes con lo que cultivaban en una maceta.
Sostengo toda la conversa sin desmayar , sin dejar de sonreir ( si mi padre estuviera vivo se sentiria orgulloso de mi) . Prometo trasplantar los tomates , me explica las ciento setenta y nueve paginas del manual de botanica y jardineria.
La sonrisa que me imagino desfigurada , no es mas que una hendija en mi cara que me permite respirar , aguanto firme.
Amenaza con ir a buscar una herramienta para ayudarme a plantarlos , los ojos se me llenan de lagrimas , tengo nauseas.
Suena el telefono , el mio no , el suyo. Atienda , atienda!! le digo con un tono de voz que lejos esta de ser una invitacion , Raul se va.
Otro dia sin escribir nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario